jueves, 31 de marzo de 2011

Fin y principio

Wislawa Szymborska

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.

Ismail Kadaré: El palacio de los sueños

En muchas ocasiones, autores de gran calidad nos pasan totalmente desapercibidos hasta que ocurre algo que hace de caja de resonancia, trayendo su nombre hasta nosotros; una de dos: les dan un premio prestigioso o se mueren. Cuando sucede, salen en todos los medios y al día siguiente en las librerías sus obras están apiladas en un rincón con un cartel que habla de todas sus bondades.

Así me ocurrió con Ismail Kadaré (Gjirokastra, Albania,1936). Afortunadamente no ha muerto, sino que le dieron en 2009 el premio Príncipe de Asturias de las letras; y días después de anunciarse esto me encontré en la librería Cervantes de Oviedo, una mesita con muchos libros esparcidos de títulos sugerentes y atractivos, y por intuición, compré uno, el que más me llamó la atención en aquel momento y apunté otros tantos para leer en el futuro. El libro en cuestión es El palacio de los sueños.

Ismail KadaréAquí entrevista
Ismail Kadaré es seguramente el escritor albanés más conocido. Lo cual no es decir mucho, a decir verdad para la mayoría es no decir nada, empezando por mí, que no conozco ningún otro escritor albanés, de hecho no conocía nada de Albania, que yo sepa, más que su aproximada situación en el mapa, en el agitado mapa de la historia de los Balcanes.


Y así me sumergí en El palacio de los sueños, una novela opresiva, una distopía a la manera de 1984, Fahrenheit 451 o Un Mundo Feliz, por citar a las más conocidas. Transcurre en un mundo gris, en Tirana (la capital de Albania), entremezclando la realidad de la opresión del dictador Enver Hoxha, que mantuvo al país prácticamente aislado del mundo (desligándose incluso de sus primerizos “aliados” Yugoslavia, la Unión Soviética o China) desde 1954 hasta su muerte en 1985, y con la incertidumbre de un estado comunista ferozmente burocrático.

Al Tabir Saray o palacio de los sueños llegan todos los sueños de los súbditos del Imperio: viajeros y correos se encargan de viajar y recorrer los sitios más lejanos del territorio para que absolutamente ninguno se quede por estudiar y afloren en ellos cualquier síntoma de disensión y ruptura. Los sueños son catalogados por peligrosidad y los enigmas que plantean son estudiados por los investigadores del Palacio. El protagonista de la historia, Mark-Alem, que pertenece a la poderosa familia de los Qyprilli de Albania, dentro de un ficticio imperio otomano que albergaría 40 países, entra a formar parte, tras un largo periodo para conseguir el ingreso, de los trabajadores del Palacio, y lentamente va ascendiendo en la jerarquía. En el predomina siempre un clima de tensión, de incertidumbre, de miedo a las altas esferas, una sensación de verse espiado, de no poder confiar en nada…de no poder, ni “soñar libremente”, el símbolo de la dominación total sobre los súbditos del Imperio.

Estatua de Skaderbeg, héroe nacional de Albania
La novela es evidentemente una distopía ficticia, pero uno, que desconoce los detalles pero sabe a grandes rasgos de las características del estalinismo (y sus derivados y homónimos), intuye que aquello que siente el protagonista y personajes de la novela, no debe de ser muy distinto a lo que sentía Kadaré y sus paisanos, atrapados entre la historia de los Balcanes y el Telón de Acero.


Le tengo un cariño especial a este libro, es el primero que leí de Kadaré, y sin ser mi libro favorito ni mi escritor favorito, es el único de todos los que tengo, firmado y dedicado por su autor, ya que pude verlo cuando vino a recoger el premio, en la charla-coloquio que ofreció el día antes, en la Facultad de Filología de Oviedo.

Fragmentos

...y están allá arriba en el cielo, estrellas ante las cuales me arrodillo en las tristes y calladas vigilias de mi noche; mientras hasta en el meridiano fulgor del día las sigo viendo: ¡Dos venus que centellean dulcemente, sin que el sol las extinga!. Edgar Allan Poe

miércoles, 30 de marzo de 2011

Norman Mailer: Los tipos duros no bailan

"¿Será la niebla? ¿Serán las hojas muertas? ¿Serán los difuntos? ¿Serán los atardeceres de noviembre?" James Elroy Flecker.

"Hay errores tan monstruosos que no es posible arrepentirse de ellos" Edwin Arlington Robinson


Norman Mailer (New Jersey, 1923 - Nueva York, 2007) fue ganador en dos ocasiones del Premio Pulitzer por Los ejércitos de la noche (1968) y por La canción del verdugo (1979), con un estilo entre novelesco y periodístico que le valió a menudo la comparación  con su coetáneo: Truman Capote.

Los tipos duros no bailan (1984), es una novela, por lo que he leído por ahí, que fue acogida negativamente tanto por sus seguidores como por la crítica considerándola como una obra menor. Desconozco (por el momento) como son, por lo tanto, sus obras reputadas, pero a mi esta me ha enganchando y encantado. Con tintes de novela negra y un estilo muy propio de los escritores americanos en los ochenta. La presentación de la violencia extrema de los Estados Unidos de la época, con ese halo de horror que le confiere que se desarrolle en un pequeño pueblo de la costa este, en pleno invierno, con sus personajes adyectos , entre los que se cuentan ex maridos y ex mujeres celosos/as, un agresivo policía del lugar, los fantasmas del pasado, y a nuestro tipo, el protagonista: Tim Madden, un escritor de poca monta y fracasado, al que su mujer ha abandonado, hecho del que cuenta los días (veinticuatro al comenzar la historia) en parte porque desde entonces no ha escrito ni una sola línea pero sobre todo porque empieza a darse cuenta del profundo dolor que eso le está causando…y todo lo que de ello se acabará derivando, en definitiva este es el argumento, que no sé si os dirá mucho del estilo con que está escrita. A mi me ha parecido un cruce exacto (en las sensaciones que me ha dado al leerla) de la literatura de Bret Easton Ellis (déjà vu de las sensaciones que tuve al leer Lunar Park) y el cine de David Lynch. A los que haya gustado algo de ambos os gustará mucho, y a los que no…pues también.

«Esta brillante novela, tenebrosa y de fuerza sorprendente, narra la historia de Tim Madden, escritor fracasado adicto al bourbon, los cigarrillos y las rubias casquivanas y adineradas en el escenario de arbustos y dunas de Provincetown, cargado de la crudeza y melancolía de la población fuera de temporada. Cuando se cumplen 24 días del abandono de su esposa, Tim Madden amanece con resaca, una acentuada excitación sexual y un nombre del pasado tatuado en rojo en el brazo. Apenas recuerda nada de la noche anterior. De pronto descubre que el asiento del acompañante de su Porsche está empapado de sangre y que, en un bosquecillo cercano, en un rincón semioculto de su escondrijo de marihuana, hay una cabeza rubia cercenada por el cuello.¿Será Madden un asesino? La narración se centra en la violencia física, sexual y emocional mientras asistimos a los esfuerzos de Madden por reconstruir aquella espantosa noche. A raíz de la investigación, se perfilará retratada con fuerza una galería de personajes estrafalarios: ex boxeadores profesionales, adictos al sexo, médiums, timadores, policías, una antigua novia desencantada y el mismísimo padre de Madden, baluarte de la más estricta moral. En esta novela, un Normal Mailer en su mejor momento emprende una búsqueda implacable entre los recovecos y virtudes ocultas del americano moderno: rara vez se han explorado tan a fondo las paradojas del machismo y la homosexualidad.»

Nota: El propio Norman Mailer dirigió la adaptación al cine un par de años después de que saliera la novela

“Yo solía decir que es más fácil renunciar al amor de tu vida que dejar de fumar, y lo cierto es que estaba convencido de la verdad de esta afirmación. Pero un buen día del mes pasado, hacía de eso veinticuatro días, mi mujer me dejó. Hacía veinticuatro días. Y aprendí algo más acerca de lo que es estar dominado por un vicio. Tal vez seas más fácil renunciar al amor que al humo, pero cuando se trata de decir adiós a una relación de amor-odio, diantre, que se acabe tu matrimonio puede ser tan duro como dejar la nicotina, e incluso provoca una sensación muy semejante, porque puedo asegurar que al cabo de doce años había llegado a odiar el tabaco casi tanto como a una esposa amargada”



jueves, 24 de marzo de 2011

Michael Ende: Momo

"Momo escuchaba a todos: a perros y gatos, a grillos y ranas, incluso a la lluvia y al viento de los árboles. Y todos le hablaban en su propia lengua.
Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, se quedaba sola en el gran círculo de piedra del viejo teatro sobre el que se alzaba la gran cúpula estrellada del cielo y escuchaba el enorme silencio. Entonces le parecía que estaba en el centro de una gran oreja, que escuchaba el universo de estrellas. Y también que oía una música callada, pero aun así muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma.”
 

El Momo en Santiago
Los libros infantiles son (creo) los que más sensaciones distintas nos muestran, porque casi siempre llevan intrínsecos los recuerdos asociados al momento de su lectura, la mayor parte de las veces: la infancia…o si se descubren siendo mayor: la sensación de vuelta a la infancia. Este es el caso de Momo para mí, lo leí siendo ya mayorcito y casi por casualidad, pero el efecto fue el mismo, si cabe, mayor…y recuerdo perfectamente el momento y las imágenes asociadas. Fue el primero de muchos libros que compré en la librería Follas Vellas de Santiago de Compostela, un compañero de la facultad me lo recomendó en primer año allí, curiosamente hablando de un pub con ese nombre y decorado con imágenes del libro. Así fue como lo busqué en las estanterías de esa librería que huele a libros, a historias, a lugar fuera del tiempo. El libro tenía ese color amarillento que les da el paso del tiempo y su precio (en pesetas) escrito a lápiz en la primera página…me lo llevé y recuerdo que lo abrí y comencé a leerlo en una cafetería en la que me había metido para resguardarme de un chaparrón (sucede cuando eres del norte pero nunca llevas paraguas). Y así conocí a la pequeña Momo, al viejo Beppo el barrendero, al inventor de historias Girolamo, a la tortuga Casiopea que habla con mensajes en su caparazón, y a los inefables hombres grises (con bombín) que se fuman el tiempo de los humanos apresurados.

Beppo

“Ves, Momo, a veces tienes ante ti una calle que te parece terriblemente larga que nunca podrás terminar de barrer. Entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle sigue igual de larga. Y te esfuerzas más aún, empiezas a tener miedo, al final te has quedado sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Entonces es divertido: eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser. De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta de cómo ha sido, y no se queda sin aliento. Eso es importante.”

Y así recuerdo ese libro, entre lluvia, en un otoño que ya me queda lejos y que se está volviendo tan amarillo como las páginas de aquel viejo libro…rescatado de aquella vieja librería…de vellas follas…Follas Vellas.

Momo o la extraña historia de los ladrones del tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los hombres

Michel Houellebecq: Ampliación del campo de batalla

“Desde hace unos años camino junto a un fantasma que se me parece y que vive en un paraíso teórico, en estrecha relación con el mundo. Durante mucho tiempo he creído que tenía que reunirme con él. Ya no”.

La primera novela de Michel Houellebecq,  Ampliación del campo de batalla apareció en Francia a mediados de los noventa (1994 concretando) con un título que en principio, como sucede casi siempre, no mostraba demasiado o podía inducir a error. Publicada en principio a pequeña escala, bajo el inicial silencio de la crítica, la novela se fue convirtiendo en un libro de culto, obtuvo premios, incrementó sus lectores y Houellebecq, se vio convertido sin más en uno de los portavoces narrativos de su generación, que consolidaría más adelante con otras novelas de la talla de Las partículas elementales

He aquí una novela narrada y protagonizada por un antihéroe, pero no al uso del que nos suelen vender, no se trata del antihéroe que sin quererlo se convierte en héroe. En ningún momento nos vemos inmersos en situaciones increíbles, historias sórdidas (esto último tal vez en cierto modo) ni grandilocuencia de ningún tipo.

El narrador de Ampliación del campo de batalla es un tipo normal de nuestra época, un ingeniero informático de 30 años, hastiado por su trabajo, que debe vender a sus posibles clientes las delicias de las nuevas tecnologías…un tipo que ha dejado de luchar, que espía apenas a sus congéneres, que se desliza hacia la depresión; lleva dos años de castidad, se refiere a «las mujeres que me abrían sus órganos» con tanta repugnancia como cuando habla de las egoístas psicoanalizadas... Con la precisión de una autopsia, describe el campo de batalla de la sociedad actual, la sociedad neoliberal, con sus perdedores en el ámbito económico y sexual: la ampliación del campo de batalla a todas las edades de la vida, a todas las clases sociales.

"Definitivamente, me decía, no hay duda de que en nuestra sociedad el sexo representa un segundo sistema de diferenciación, con completa independencia del dinero; y se comporta como un sistema de diferenciación tan implacable, al menos, como éste. Por otra parte, los efectos de ambos sistemas son estrictamente equivalentes. Igual que el liberalismo económico desenfrenado, y por motivos análogos, el liberalismo sexual produce fenómenos de empobrecimiento absoluto. Algunos hacen el amor todos los días; otros cinco o seis veces en su vida, o nunca. Algunos hacen el amor con docenas de mujeres; otros con ninguna. Es lo que se llama la "ley del mercado". En un sistema económico que prohíbe el despido libre, cada cual consigue, más o menos, encontrar su hueco. En un sistema sexual que prohíbe el adulterio, cada cual se las arregla, más o menos, para encontrar su compañero de cama. En un sistema económico perfectamente liberal, algunos acumulan considerables fortunas; otros se hunden en el paro y la miseria. En un sistema sexual perfectamente liberal, algunos tienen una vida erótica variada y excitante; otros se ven reducidos a la masturbación y a la soledad. El liberalismo económico es la ampliación del campo de batalla, su extensión a todas las edades de la vida y a todas las clases de la sociedad. A nivel económico, Raphaël Tisserand está en el campo de los vencedores; a nivel sexual, en el de los vencidos. Algunos ganan en ambos tableros; otros pierden en los dos. Las empresas se pelean por algunos jóvenes diplomados; las mujeres se pelean por algunos jóvenes; los hombres se pelean por algunas jóvenes; hay mucha confusión, mucha agitación."

Pero que nadie se equivoque, este es un libro entretenido, divertido, incluso optimista (paradójicamente). No cuenta ninguna historia, no hay un principio y un fin demasiado definidos, sino un desarrollo, no hay meta sino camino. Es simplemente una fotografía de un momento concreto… en definitiva, una guerra sin tregua, sin trincheras, donde la batalla se libra en todos los ámbitos y acciones posibles de la vida, en la que cada persona es un individuo perdido en un fuego cruzado y todos los demás son ejércitos completos…una batalla perdida de antemano, ante la que no por ello dejamos de luchar hasta el final…C’est la vie.

Contra-orden (Poética por la que me pronuncio ciertos días)

Ángel González en el Campo de San Francisco (Oviedo)
Esto es un poema.

Aquí está permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:

Marica el que lo lea,
Amo a Irma,
Muera el… (silencio),
Arena gratis,
Asesinos,
Etcétera.

Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.

Responsable la tarde que no acaba,
el tedio de este día,
la indeformable estolidez del tiempo.


miércoles, 23 de marzo de 2011

Cita del día

"Lo que me interesa no es la felicidad de todos los hombres sino la de cada uno de ellos" Boris Vian

martes, 22 de marzo de 2011

Luigi Pirandello: El difunto Matías Pascal

Luigi Pirandello (Sicilia 1867- Roma 1936). Dramaturgo, novelista y escritor de relatos, fue uno de los escritores italianos más influyentes de finales del siglo XIX y principios del XX. Alcanzando su fama mundial en 1921 con el estreno de la que se convirtió en su obra más emblemática, Seis personajes en busca de autor (que ya ha sido citada de paso en este blog) aunque para entonces ya había escrito Así es (si así os parece), El placer de ser honrado, Enrique IV, Esta noche se improvisa, Los gigantes de la montaña, El hombre de la flor en la boca y El hombre, la bestia y la virtud, así como las novelas: La excluida y la que es motivo de esta reseña: El difunto Matías Pascal. Así mismo en 1934 fue galardonado con el Nobel de Literatura «por su reactivación audaz e ingeniosa del arte dramático y escénico».

“Hubo un tiempo en que una de las pocas cosas, quizá la única, que yo supiera de cierto era ésta: que me llamaba Matías Pascal. Y de ello me aprovechaba. Siempre que algún amigo o conocido mío daba muestras de haber perdido el bien de la inteligencia, hasta el punto de venir a pedirme consejo o indicación alguna, me encogía de hombros, entornaba los ojos y respondía:
—Yo me llamo Matías Pascal.

—Gracias, querido amigo; pero ya lo sabía.

— ¿Y te parece poco?”


Publicada en 1904, El difunto Matías Pascal supuso un cambio en la narración costumbrista de la época y centrando el relato fundamentalmente en el estudio psicológico del personaje.

Un día Matías Pascal se va a Montecarlo huyendo de sus circunstancias: una suegra que lo martiriza, un matrimonio de compromiso, deudas crecientes y un trabajo que no le satisface. De repente ocurrirá un extraordinario y fortuito suceso que le dará la oportunidad de liberarse, de emprender una nueva vida fuera de la sociedad, sin ataduras morales, familiares, legales, cambiando incluso su fortuna.

Convertido en un viajero mundano, acaba por darse cuenta de que su inexistencia a efectos administrativos acaba por convertirlo en un fantasma. Los envites del destino ¿Provocado o azaroso? Zarandean la vida de Matías Pascal, marcan los límites de su libertad y le hacen tomar conciencia de ella (o de su ausencia), de la vida que uno lleva dentro de la sociedad y de la posibilidad/imposibilidad de vivir fuera de ella.
Se nos muestra tanto una hilarante farsa como una reflexión sobre la soledad de un hombre que se quita todas las máscaras para ser verdaderamente él, pero a su vez con ello se despoja de su identidad, de su pasado…comienza desde cero.

En definitiva una tragicomedia, que se inclina más por el humor y la ironía en unos momentos y por el verdadero drama en otros. También y a su vez la narración y los sucesos que van desencadenando la historia (y que no debo desvelar) mantienen una tensión y un tono que le dan por momentos un toque casi detectivesco.



En el cementerio de Miragno, sobre el sepulcro de aquel pobre desconocido que se ahogó en La Cabaña, puede leerse todavía la lápida redactada por Alondrilla:
victima de adversos hados,
Matías Pascal,
bibliotecario,
corazón generoso, alma franca,
aquí, voluntariamente,
reposa
la piedad de sus paisanos
coloco aquí esta lápida
Yo he puesto allí la corona de flores prometida, y de cuando en cuando, voy allá, a verme muerto y enterrado. Algún curioso me sigue de lejos; y luego, a la vuelta, se me acerca, sonríe, y considerando mi condición actual, me pregunta:
—Pero, ¡hombre!, ¿se puede saber, en resumidas cuentas, quién es usted?
Yo me encojo de hombros, entorno los ojos, y contesto:
— ¡Hombre! ¿Quién quiere usted que sea?... ¡Pues el difunto Matías Pascal!”

Mary Shelley: Frankenstein o el moderno Prometeo

"¡Despiadado creador! Me has dado sentimientos y pasiones, pero me has abandonado al desprecio y al asco de la humanidad." 


Hay historias y personajes que han trascendido a sus autores, que todo el mundo conoce por unas u otras fuentes pero que no siempre la gente asocia a sus creadores, incluso aunque estos hayan sido escritores de renombre. Así ocurre con el Dr. Jeckyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, el Peter Pan de J.M. Barrie, El Fantasma de la Ópera (llamado Erik) de Gaston Leroux y así un largo etcétera.

“Satán tuvo compañeros, diablos como él, que lo admiraban y alentaban. Yo, por mi parte, estoy solitario y odiado."

Personajes que el cine ha convertido en cultura popular y que han sido tantas veces representados que en muchas ocasiones ya ni sabemos de su origen. Así ocurrió especialmente con dos de los personajes más ilustres del cine de terror, por una parte el Drácula creado por Bram Stoker, que hasta su recuperación de mano de Francis Ford Coppola, gozó de una personalidad mucho menos noble de lo que la novela (y el propio Coppola) destacan, ya que la mayoría de las veces, el conde no era más que un montón de mordiscos y alaridos que poco representaban al temido príncipe de Valaquia (hoy en día sur de Rumanía) Vlad Tepes “El empalador”…pero me ceñiré a la que me ocupa.

"Aunque sea sólo un cúmulo de infelicidad, la vida me es querida y la defenderé."

Un curioso caso que va todavía más allá es Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, una obra con tanta historia que en ocasiones ha acabado por reinterpretarse de diversas formas, casi siempre acercándose más al terror que a la filosofía con tintes góticos y del misterio más primario. Desde 1910 ha sido llevado al cine en todas las décadas; entre los 50 y los 70 alcanzó su mayor popularidad, llegando a rodarse en un mismo año, más de siete u ocho películas sobre el personaje.



El caso es que ha llegado incluso a bautizarse a ese monstruo con el nombre de su creador, centrando la atención en el “monstruo Frankenstein” en vez de en el Doctor Victor Frankenstein, que es en verdad el moderno Prometeo; aquel que osó robar el fuego de los dioses para entregárselo a los hombres. O la otra representación habitual de Prometeo como Titán escultor, que moldea al ser humano con arcilla.
En todo caso, dos visiones de progreso científico, de creación poderosa, desoyendo las leyes de la naturaleza; he aquí el eje de la novela: la creación/destrucción de la vida, bajo una dudosa y compleja moral científica.

"Tú, que me acusas de asesino, serías capaz de destruir a la criatura que es tu propia obra. ¡Alabada sea la eterna justicia del hombre!"


Como castigo este nuevo Prometeo, Víctor Frankenstein, no será castigado por ningún dios vengativo, sino por su propia creación, que tiene tintes demoníacos, una suerte de Satanás extraído de El paraíso perdido de Milton y que encarna las cuestionadas maldades del progreso de la época: la temprana fase de la Revolución Industrial.

“La oscuridad no provocaba ningún trastorno en mi imaginación y un cementerio no era a mis ojos más que el reducto donde reposaban los cuerpos privados de vida, que tras haber poseído fuerza y belleza, eran ya pasto de los gusanos”

No obstante, otras muchas interpretaciones y teorías son posibles, en esta obra nacida durante el verano de 1816, un año en el que esta estación apenas se dejó ver, en aquel largo y frío “invierno volcánico”. Urdida como un reto propuesto por Lord Byron y que emergió de una pesadilla que la propia Mary Shelley tuvo días después de la propuesta…una pesadilla tan terrible como magnifica y que por suerte nos dejó como legado.

"Si todos odian a los miserables, ¿cómo no han de odiarme entonces a mí, que soy el más miserable de los seres humanos?"

Cita del día

"Es espantoso estar sitiado por el silencio". Karel Capek (Bohemia 1890- Praga 1938)

lunes, 21 de marzo de 2011

Alejandro Casona: Prohibido suicidarse en primavera

 Prohibido suicidarse en primavera  de Alejandro Casona, es probablemente la obra de teatro que mejor define el estilo de Casona y una de mis favoritas también, aunque la mayoría del asturiano son una maravilla. Se gestó en el exilio (durante la Guerra Civil) en México en 1937. Trata un tema peliagudo y común en el ser humano y define el término de la tragicomedia propia del teatro a la perfección, la atracción/aversión que resulta del deseo de dejar de vivir: el suicidio. Es esta obra un canto primaveral, por eso la escojo para inaugurar la estación, es en simples palabras, un soplo de aire en la cara, de recuperar las ganas de vivir, cuando al torcer la esquina menos esperada, surge un inconsciente destello de esperanza y prometedor futuro.

“En el Hogar del suicida, sanatorio de almas del doctor Ariel. Vestíbulo como de hotel de montaña, recordando esos paradores de turismo construidos sobre ruinas de antiguos monasterios y artísticamente remozado por un gusto nuevo. Todo es aquí extraño, sugeridor y confortable: el mobiliario, la plástica, el trazado de las arquerías, la disposición indirecta de las luces acristaladas. En las paredes, bien visibles, óleos de suicidas famosos, reproduciendo las escenas de su muerte: Sócrates, Cleopatra, Séneca, Larra. Sobre un arco, tallado en piedra, los versos de Santa Teresa: “Ven, Muerte, tan escondida-que no te sienta venir-porque el placer de morir-no me vuelva a dar la vida.
Amplia verja al fondo, sobre un claro jardín de sauces y rosales. El jardín tiene un lago, visible en parte, un fondo lejano de cielo azul y montañas jóvenes nevadas. En ángulo, a la derecha, arranca una galería oscura, en arco, con pesada puerta de herrajes, practicable: sobre el dintel, una inscripción que dice: “Galería del Silencio”. En frente, otra semejante, pero clara y sin puertas: “Jardín de la Meditación”.

Es así, como en la clínica del doctor Roda,  El Hogar del Suicida, van llegando personajes angustiados cuyo única meta es acabar con su vida. Pero algo sucede que ese ánimo se altera y en medio de los jardines del peculiar albergue, los pacientes se convierten en frustrados suicidas y recuperan las ganas de continuar adelante.

Este es el libro que recomiendo a todos para inaugurar la nueva estación…si bien este dramaturgo nacido en Cangas de Narcea, retó a llenarla con ganas de vivir…fue otro paisano suyo, también asturiano, pero de Oviedo concretamente, quien en una reciente antología (que no recuerdo si anterior o posterior a su muerte)…es decir Ángel González…lo refrendó al titularla La primavera avanza

…y os deseo a todos que lo haga como siempre...amenazando con un arsenal de flores.

Doctor (leyendo) .- “Sin nombre. Empleado de banca. Veinticinco años. Tiene un libro de poemas inédito.” Ah, un romántico; no creo que sea peligroso. De todos modos, vigílelo sin que él se dé cuenta. Y avise a los violines: que toquen algo de Chopin en el bosque al caer la tarde. Eso le hará bien. ¿Ha vuelto a ver a la señora del pabellón verde?

Hans.- ¿La Dama Triste? Está en el jardín de Werther.

Doctor.- ¿Vigilada?

Hans.- ¿Para qué? La he venido observando estos días; ha visitado todas nuestras instalaciones: el lago de los ahogados, el bosque de suspensiones, la sala de gas perfumado…Todo le parece excelente en principio, pero no acaba de decidirse por nada. Sólo le gusta llorar.

Doctor.- Déjela. El llanto es tan saludable como el sudor, y más poético. Hay que aplicarlo siempre que sea posible como la medicina antigua aplicaba la sangría.

Hans.-Pero es que igual le ocurre al profesor de Filosofía. Ya se ha tirado tres veces al lago, y las tres veces ha vuelto a salir nadando. Perdóneme, doctor, pero creo que ninguno de nuestros huéspedes hasta ahora tiene el propósito serio de morir. Temo que estamos fracasando.

Doctor.- Paciencia, Hans, nada se debe atropellar. La casa del Suicida está basada en un absoluto respeto a sus acogidos, y en el culto filosófico y estético de la muerte. Esperemos.

Hans.- Esperemos. (Señalando con un gesto). La dama triste. (La DAMA TRISTE llega al jardín de la Meditación)




Emilio Carrere: La torre de los siete jorobados

'La torre de los siete jorobados'  de Emilio Carrere (1881 – 1947) es una de las novelas más divertidas que he leído en los últimos meses. Mezcla el misterio de la novela negra, con los tintes góticos propios de Gaston Leroux (autor de El fantasma de la Ópera, entre otras), el costumbrismo madrileño y el humor absurdo, propio del ya citado Jardiel Poncela. Es una pequeña joya, sencillo y realmente bien escrito para ser parte de lo que en su momento se denominó novela “pulp” tan propia de folletos, periódicos y magacines. Siendo así que sus publicaciones eran asiduas en publicaciones como: La novela corta, La novela de hoy, El cuento semanal (del cual además fue director por el breve plazo de seis meses, hasta que cerró).

Carrere, estaba considerado como un vividor y poeta bohemio, del Madrid de principios del s.XX  (prueba de su pertenencia es que renegaba de ello)…y sus costumbres sacaban un poco de quicio a su editor, que tenía que correr constantemente detrás de él para que cumpliese los encargos, cosa que hacía la mayor parte de la veces tarde, mal y nunca. Fue considerado en su momento un escritor muy popular, pero fuera de los círculos cultos, aquello que en cine llamaríamos un director de “serie B”, al que en muchas ocasiones lo que le impulsaba a escribir era precisamente el empeño de Juan Palomeque (editor de la citada: La novela corta). De aquí precisamente surge la intrahistoria de esta novela, algo que hasta muchos años después quedó relegado a la sombra.

Carrere, aficionado a despistar a su editor, entregaba con asiduidad, fragmentos de obras que ya le habían publicado anteriormente, pero desordenando los capítulos, cambiando un nombre aquí y otro acullá, en definitiva, tratando de confundir y hacer pasar por nueva, una vieja publicación…este es el caso de La torre de los siete jorobados, que no sino una refundición de su novela corta Un crimen inverosímil.

Palomeque en cambio era consciente de que todo lo que tocaba Carrere se convertía en best-seller y su nombre era sinónimo de popularidad y así es como entrambos, urdieron un gran plan editorial, que surgió de la negativa de Carrere, a terminar la novela.

He aquí donde surge el nombre de un joven prometedor, que haría las veces de “negro”, el por aquel entonces desconocido, Jesús de Aragón, que con el tiempo llegó a ser apodado el “Julio Verne español” con obras cuyos títulos ya dan fe de ello, verbigracia: Cuarenta mil kilómetros a bordo del aeroplano "Fantasma", Viaje al fondo del océano, Una extraña aventura de amor en la luna, La sombra blanca de Casarás, etcétera, etcétera.

Es así, al alimón, como surge una novela que es todo oficio, prueba vocacional, de la pericia de ambos escritores; aunque como ha desentrañado Jesús Palacios en el prólogo de las recientes ediciones, este hecho ha sido pasado por alto y la novela se atribuye exclusivamente a Emilio Carrere, prueba de ello es que la edición que tengo yo, es actual (Editorial Valdemar) y a pesar del estudio de Jesús Palacios, acerca de la autoría de unos y otros capítulos (detallando cuales pertenecen a Carrere, cuales a Jesús de Aragón y cuales de ellos forman parte además de la anterior obra “Un crimen inverosímil), en portada y para conocimiento popular la novela sigue atribuida a Emilio Carrere, cuando, al menos la mitad de esta está escrita por el, entonces, novel escritor, deudor de Verne.

Es así como surge esta intrigante y descacharrante aventura castiza, ambientada en el Madrid de principios de siglo, en la que el protagonista, un galán supersticioso enamorado de la jovenzuela de turno, se ve inmerso en una trama en la que se le aparece  un fantasma que solicita su ayuda, un entramado de conspiraciones y venganzas, mensajes inscritos en las paredes en una misteriosa lengua, misteriosos jorobados y toda una secreta ciudad subterránea, bajo el suelo madrileño.



Insólita es la escena en que los protagonistas, degustan una tortilla y una bota de vino, usando una lápida como mesa, mientras reponen fuerzas para una persecución a vida o muerte. Perfecto ejemplo del absurdo folclórico, mezclado con el gótico misterioso.

Nota: Conocida fue también la adaptación al cine de mano de Edgar Neville, a día de hoy está un poco desfasada, a mí, tras leer la novela me decepcionó bastante, pero si alguien está interesado, en la red se puede encontrar, no se si demasiado fácilmente.

He aquí, para acabar de convencer de las bondades de esta novela, la explicativa contraportada de la edición de Valdemar, que viene a resumir y explicar bien lo que acabo de comentar:

“Emilio Carrere, mujeriego, actor aficionado, frecuentador de cafés nocturnos y casas de mala nota, además de experto en ocultismos varios y necrófilo, formó parte -por propia elección- de la excéntrica bohemia madrileña de principios de siglo. Las fuentes literarias de las que bebían tanto él como otros compañeros de viaje se encontraban allende los Pirineos y más aún del otro lado del océano. Unas aguas de oleaje profuso, elevado y espumoso, que se hallaban contaminadas por el modernismo rubendariano, el decadentismo finisecular y la poética simbolista de Verlaine, Mallarmé y Rimbaud. La torre de los siete jorobados, que el propio Carrere había enfocado como folletín de aventuras en el que lo policíaco, lo pseudo científico y lo sobrenatural se unieran para imitar, con un toque peculiar de humor castizo, a los Leroux, Motta, Le Rouge o La Hire, se alimenta -de forma excéntrica al realismo literario español- de luchas en el medio astral entre voluntades opuestas, de bandas de falsificadores jorobados, de aparecidos y de sabios un poco locos, y hasta de... ¡una ciudad perdida bajo los suelos de Madrid! El lector de esta novela revivirá con ella aquellos días -hoy casi perdidos- de una cierta inocencia literaria y de un más perdido aún sentido de la maravilla”.

Cita del día

"Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera". Pablo Neruda

sábado, 19 de marzo de 2011

Cita del día


“No importa lo rápido que viaje la luz, siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando". Terry Pratchett

viernes, 18 de marzo de 2011

Cyrano de Bergerac: El otro mundo o los Estados e Imperios de la Luna

“-Pueblo: yo os declaro que esta Luna de aquí no es Luna, sino mundo, y que el mundo de allá no es mundo, sino Luna. Esto es lo que los sacerdotes estiman conveniente que creáis”.

Cyrano de Bergerac (1619 – 1655) fue una persona muy singular. Tal vez su mayor fama, viene de la novela de Edmond Rostand, titulada con su nombre, y de las películas derivadas de esta. Poeta, dramaturgo, filósofo y un espadachín aficionado a batirse en duelo constantemente por orgullo (por las burlas a su nariz de caricatura). La Francia del s.XVII, tras la muerte del cardenal Richelieu y Luís XIII, estaba sumergida en una lucha permanente por el poder entre la nobleza. Una época de panfletos e ideas libertinas (según el término: libres de la esclavitud del dogma) no aceptadas.

Cyrano de Bergerac
"Un hombre honesto no es ni francés, ni alemán, ni español, es Ciudadano del Mundo, y su patria está en todas partes".

En este marco escribió Viaje a la Luna (terminada en 1650) como se conoce generalmente al libro que reseño, y que en su momento no pudo ser publicada. Fue su fiel amigo Lebrel quien eludiendo sabiamente la censura de ese tiempo, consiguió sacarlo a la luz. Viaje a la luna, o como lo conozco yo en la edición que tengo El otro mundo o los Estados e Imperios de la Luna, es más un ensayo científico-filosófico teñido de fantasía que una novela, y convierte a Cyrano probablemente en uno de los primeros escritores de ciencia ficción.

Cyrano viaja a la Luna, donde consideran que aquel es en realidad el mundo, que la Tierra es en realidad para ellos su Luna. Confunden a Cyrano con un avestruz por andar erguido sobre dos patas. Se sientan a comer desnudos, aunque en realidad la forma en que se alimentan es mediante los olores. Su lengua es armoniosa y para hablar se sirven muchas veces de instrumentos. A la hora de pagar, como moneda usan versos:

 "Tras este desayuno nos aprestamos a partir y, con mil muecas de las que usan cuando desean expresar su afecto, recibió el mesonero un papel de mi demonio. Preguntele si era un pagaré por el importe de la cuenta. Me replicó que no, que ya no le debía nada y que eran versos.

- ¿Como versos?-repliqué-. ¿Son, pues, los posaderos entendidos en rimas?
- Es-respondiome- la moneda del país, y el gasto que acabamos de hacer aquí resulta ascender a una sextilla, que acabo de darle. No temía yo verme en apuros, pues aunque estuviéramos de francachela aquí ocho días, no gastaríamos ni un soneto, y llevo cuatro encima, amén de nueve epigramas, dos odas y una égloga."


En las guerras lunares hay árbitros que comprueban la igualdad previa a la batalla. Los ejércitos deben tener el mismo número de soldados y sólo se permite la lucha entre iguales: lisiados contra lisiados, fuertes contra fuertes, hábiles espadachines frente a reconocidos esgrimidores... Al final, se cuentan los heridos, muertos y prisioneros y, en caso de empate, la victoria de la contienda se resuelve a cara o cruz. Pero aún queda el enfrentamiento intelectual de los sabios, que vale el triple que el militar.

 - ¿Cómo la guerra? –interrumpí yo presto-. ¿Hay disputas entre los príncipes de este mundo como entre los del nuestro? Explicadme, os ruego, de qué manera combaten.
-Cuando los árbitros-prosiguió ella-, elegidos a gusto de las dos partes, han fijado el tiempo convenido para armarse y para la marcha, el número de combatientes, el día y lugar de la batalla, y todo ello con tanta equidad que no haya en un ejército ni n solo hombre más que en el otro, los soldados tullidos de una parte son alistados todos en una compañía y, al llegar a las manos, los mariscales de campo ponen cuidado en enfrentarlos a los tullidos del otro lado, y los gigantes tienen en frente a los colosos, los esgrimidores a los diestros, los valientes a los audaces, los débiles a los flojos, los indispuestos a los enfermos, los robustos a los fuertes y, si alguno consiguiera herir a algún otro que su enemigo estipulado, a menos que pueda justificar que fue por error, se le acusa de cobarde. Una vez librada la batalla se cuentan los heridos, los muertos y los prisioneros, pues no se ven desertores. Si las pérdidas hállanse ser iguales por ambas partes, se echan pajas a ver quién será proclamado vencedor.

Y además, en vez de pasearse orgullosos mostrando su espada colgada del cinturón, lo que hacen es lucir orgullosos su pene, que allí es símbolo de nobleza y caballerosidad (de hecho se extrañan de que en la Tierra sean tan pudorosos).
 En definitiva, esta obra, es un relato disparatado. Con diálogos y situaciones de gran ingenio. Con ideas difíciles de reivindicar en ese tiempo, como el heliocentrismo del que hacía gala Copérnico y que hizo que el propio Galileo se tuviera que retractar en 1633. Arremete contra la filosofía imperante aristotélica, y defiende las posturas de Epicuro según las cuales, sólo existen los átomos y el vacío, que son infinitos y eternos, es decir que la materia no ha sido creado y por tanto no tiene sentido la idea de un creador. Ataca así también la moral cristiana y antinaturalista, que defiende por encima de todo una sociedad patriarcal y virginal, a favor de las leyes de la naturaleza.


Todo un personaje Cyrano…lo recomiendo fervientemente...ahora tengo que descubrir la otra parte de esta obra Los Estados e Imperios del Sol.

Milan Kundera: La ignorancia

"En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa «sufrimiento». La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos «añoranza»; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra «nostalgia» tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: «te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia». En español, «añoranza» proviene del verbo «añorar», que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él".


Según Milan Kundera, Ulises fue el primer gran aventurero y nostálgico. El motor de la mayor parte de su vida fue regresar a Ítaca. Tras diez años luchando en la Guerra de Troya, los dioses le complicaron otros diez años que estuvo tratando de regresar.

Durante ese tiempo Ulises añora Ítaca, pero apenas la recuerda, al contrario sus paisanos le recuerdan a él perfectamente pero no lo extrañan. Cuando al fin regresa, nadie le pregunta por sus aventuras, a nadie le interesa su vida fuera de Ítaca y por tanto es como si le mutilaran veinte años de su vida…

…con esta comparación constante es como Kundera relata, ese mismo sentimiento en un hombre y una mujer, que abandonaron su país (cada uno por su lado), la República Checa (entonces Checoslovaquia), hace al menos veinte años, y por unos u otros motivos acaban volviendo, sólo temporalmente, y descubren que nada es igual, aunque sus conocidos los traten como si no hubiera pasado el tiempo, para ellos hay un abismo…no queda nada prácticamente de lo que conocieron o lo que queda ya no es lo mismo. La añoranza se vuelve para ellos una constante sin solución posible. No tiene regreso a los años perdidos.

Una buena novela, con la que acabo de conocer a Milan Kundera, el autor Checo más conocido después de Kafka. Así que puede que no tarde en probar con otras, tal vez La insoportable levedad del ser…que es al fin y al cabo la más conocida.

"¡Cuánta felicidad evadirse lejos del universo, hacia algún lugar donde la vida se manifestara de otra manera y no necesitara de un cuerpo! Pero, pese a todos sus asombrosos cohetes, el hombre nunca viajará muy lejos en el universo. La brevedad de su vida convierte el cielo en una tapadera negra contra la que siempre se golpeará la cabeza y caerá a tierra, donde todo lo que vive come y tal vez sea comido.”

Enrique Jardiel Poncela: Cuatro corazones con freno y marcha atrás

"Hay dos sistemas de conseguir la felicidad: uno, hacerse el idiota; otro, serlo".


Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952), es para mí uno de los mejores autores españoles del siglo XX. Se podría considerar parte de la Generación “B” del 27…o la otra generación es decir, la de escritores populares, castizos (Tono, Mihura, Neville o López Rubí).

“Todo el mundo se suicidaría, si después de suicidarse se pudiera seguir viviendo”.

 La crítica fue muy dura con él, de hecho, Jardiel Poncela solía escribir él mismo las críticas de sus propias obras de teatro antes de estrenarlas, anticipándose a lo que escribirían de él los críticos y cronistas.

Autor maleado y vetado, tanto por la República como por el Franquismo. Vivió un año en Hollywood, escribiendo guiones para la Fox, colaboró asiduamente en prensa, pero sobre todo destacó por sus novelas, y principalmente y por sus obras de teatro.

"Cuando mejor se finge es cuando lo que se finge se finge de verdad".
Las dos características que mejor definen su obra, para mí, son: el humor y lo inverosímil.

Se le puede considerar el predecesor del teatro “absurdo” que desarrollaron con éxito Ionesco o Samuel Beckett, principalmente, después de la Segunda Guerra Mundial.

"Toda sociedad es un organismo podrido que se conserva gracias al hielo de la hipocresía".

Murió de cáncer, arruinado y en gran medida olvidado, a los 50 años, pero a día de hoy se siguen representando sus obras y muchas de ellas han sido llevadas al cine, así como que, como suele pasar, lo que le negó la crítica de su tiempo se lo reconoce la de ahora.

"La juventud es un defecto que se corrige con el tiempo".

Esta es una pequeña presentación a este autor, pero seguramente tendrá en el futuro más entradas en el blog y será un asiduo. De momento recomiendo una de sus obras de teatro más conocidas y divertidas: 
Cuatro corazones con freno y marcha atrás – titulada, en principio, ‘Morirse es un error’- fue estrenada en 1936. Cuenta la historia de cinco personajes sometidos a un experimento del doctor Bremón consistente en tomar unas sales que éste ha inventado y que paralizan la edad de quién las ingiere, una suerte de elixir de la eterna juventud pero el descubrimiento lejos de proporcionales la dicha que esperan a los personaje, desencadena en ellos una serie de reflexiones, miedos y absurdos por los que pronto se arrepienten. Es una comedia de enredos con los típicos personajes entrando y saliendo de escena, es cuanto menos uno de los libros más entretenidos con los que pasar un rato agradable y desternillante. 

Lo leí durante un viaje que duró demasiado y tuvo demasiados imprevistos y puedo asegurar que si eso sucede y tienes a mano un libro de Jardiel Poncela, todo tiempo se pasa volando y las risas suplen todo lo demás.

Disco del día: El espíritu del vino







El disco del día, no es en este caso tan sólo el disco que recomiendo hoy…es en realidad el disco entrañable, mi favorito del grupo que más veces habré escuchado en la vida…tal vez a día de hoy no lo escucho tanto, ni lo considero el mejor…pero sí es, sin duda, uno de los más especiales de mi vida…porque fue el hilo conductor hacia muchas cosas que definen mis gustos y forma de pensar. Un disco del que salen muchas flechas hacia otros lugares.



El tercer disco de Héroes del Silencio, grabado en los estudios Gallery de Londres, con Phil Manzanera (Roxy Music) de productor y presentado oficialmente en Berlín, en 1993, y fue uno de los discos más vendidos en Europa en ese momento, con él alcanzaron la cima creativa y su gran periplo por el viejo continente (más el salto al otro lado del Atlántico). Fue incluso publicado y radiado en Japón (a día de hoy esa rareza es una joya de coleccionista).



Influencias del paso de Bunbury y Joaquín Cardiel por la India y Nepal. De la poesía de Rimbaud, Baudelaire o William Blake (esta última muy clara en la canción que vertebra el disco y que dio nombre a la posterior gira: “El camino del exceso”.



Es el más barroco, recargado, largo, épico y excesivo del grupo, y ello les otorgó grandes alegrías pero también abrió la brecha que marcó el principio del fin de la banda.



En cambio dudo que nada de esto, se me pasara por la cabeza cuando lo descubrí y fue durante mucho tiempo el disco que ocupaba el 1 en el podio de mis favoritos.


1 - Nuestros nombres
2 - Tesoro
3 - Los placeres de la pobreza
4 - La herida
5 - La sirena varada
6 - La apariencia no es sincera
7 - Z
8 - Culpable
9 - El camino del exceso
10 - Flor de loto
11 - El refugio interior
12 - Sangre hirviendo
 13 - Tumbas de sal
14 - Bendecida 2
15 - Bendecida
16 - La alacena


Cita del día


"He empezado a vivir, y sólo espero no dejar de hacerlo ya hasta mi muerte".     
Walt Whitman (1819 -1882)

jueves, 17 de marzo de 2011

Seis declaraciones de principios...para empezar por el principio

El número es aleatorio...o mejor dicho, todo lo contrario, es premeditado y sin lógica ninguna; porque el cantautor que da título a este blog se presentó en solitario con un Ep (al alimón con Aroah) llamado "Seis canciones desde el norte" (ese norte está bien cerca de aquí) ...y además porque tengo delante de mis narices un libro de Luigi Pirandello llamado "Seis personajes en busca de autor"...así que presento aquí seis poemas en busca de lector...por si alguien se tropieza con ellos:

Creo que todos se equivocan

7:30, ni hay sol ni nadie lo espera
comienza una nueva persecución
los cercanías traen el día
y en la distancia ni rastro de la luna.

La radio me estampa contra el mundo
en apenas un segundo mueren muchos
y se que muchos más lo harán
al segundo siguiente.

He aquí el mensaje:
desconfía de todo el mundo.

Ascensor, autobús, escaleras
aceras que sirven de pasarela
cosas que suben y bajan
y cosas que bajan y bajan.

Siento que latís en mi sien
y una gota fría en la nuca
hace viento y sol en enero
voy caminando y tropezando
hasta con la sombra de mis zapatos.

Unos me aman y otros me odian,
creo que todos se equivocan
la única verdad es la única que existe
y es que me declaren de una vez por todas:

¡Cuerdo de remate!




 Musa y el hombre que no podía morir

Serían las doce de la noche
el salía y yo entraba
en aquel callejón sin salida.

El hombre que no podía morir
suplicaba con la mirada
afilé el lápiz y apunté
pero no fui capaz de matarlo.

El vagabundo, ladrón y charlatán
y el príncipe con voz de rana
la muñeca con su vestidito azul
la niña, la pinta, la puta y la Santa María .

Durante bastante tiempo no los vi
ni él vino a mi encuentro
ni yo supe dónde buscarla.

Pinté cuadros con su rostro,
escribí versos en su espalda,
saqué fotos de su sombra
torcí las esquinas por las que pasaba.

El hombre que no podía morir
y la niña de la que no sabía nada
mojé el pincel y apunté
pero no supe como pintarla.

Muchas veces pensé en ella
Una vez soñé que nunca regresaría
Sin embargo al cerrar los ojos
Al lado del mar la encuentro dormida.


Versos entre los escombros

Puedes mearte en estos versos
golpearlos contra un muro
mutilarlos, encerrarlos
pisarlos, apuñalarlos por la espalda
vomitarles encima otros versos…

Puedes pronunciarlos en alto
u olvidarlos,
enfrentarlos a un espejo
o cortarlos con los cristales
de ese espejo tras hacerlo pedazos.

Al final…

… dará igual lo que les hagas
porque estos versos acabarán como tú
encerrados en unos pocos centímetros cúbicos
dentro de algún disco duro de plástico
como tú encerrado en un espacio similar
en una fosa séptica o en un traje de madera.

Sólo puede quedar ninguno
o como mucho uno que olvide al otro,
luego uno y otro desaparecen
en megas o en papel, en urnas o ataúdes
dentro de memorias a punto de formatearse.

Ambos os parecéis incluso
en el fuego destinado a quemaros.

Al final...

…nadie sabrá diferenciar nuestras cenizas.


Imposibilidad (a la manera de un haiku #1)



Las palabras son cuerpos de tinta
que uno se apropia sin conocer de nada
las únicas que nunca nadie pronuncia son:
naceré y morí.

Nada (a la manera de un Haiku # 2)

Mi obsesión es buscar la nada
mi pesadilla: encontrarla.



Yo, Claudico

De esta continua exclusiva en directo
de este avance perpetuo para la humanidad
de todos los refranes que son muy modernos
y de los tantos por cientos que se dan por ciertos.

De los fascículos que muestran lo que hay en el más allá
de la fe pagada cómodamente en varios plazos
y de la túnica de Gandhi convertida en un chándal de Nike.

De la Virgen líder de audiencia en un Late Night
de Marlene con un moratón en la cara
de San José disculpándose ante la máquina de la verdad
y su abogado ante las cámaras que dice que “mi cliente no sabía nada”

Yo acuso a la tierra y yo acuso también al mar
a los peces y a los petroleros, al sol y a la tempestad

De los calendarios llenos de miseria
de los días de “la paz y la libertad”
que terminan siempre a tiros, al día siguiente otro día será.

Por eso acuso al espejo y al hombre que hay en su reflejo
a todo lo que conoce, ama y amará
por eso acuso, acuso y acuso todo excepto
al día mundial del fin de la humanidad.

De la vida, de la muerte, del tiempo que viene y va
de este planeta enfermo y corrupto
de sus gentes y gentuzas…
…Yo, Claudico. 

Y un bonus track :)

Este poema iba a ser otro y se equivocó

Cuando das un paso
nunca sabes a donde va el otro
este poema iba a ser uno de amor
y al final acabó siendo otra cosa.

Como el amor mismo.


By Rubén Darío Bermúdez Fernández







Nuevos planes, idénticas estrategias por Nacho Vegas

La canción que da título a este blog, un lúcido canto a la supervivencia "en un mar de mediocridad"... un islote de la sociedad construido dentro de una canción y firmada por el autor más personal que ha surgido en la escena independiente en lo que va de siglo.




"Parece ser que va a llover,
el aire aquí es más cálido", me dijo una mujer
de aspecto amable y peinado imposible
esta mañana en el ascensor. ¿Por qué nadie me iba a mentir allí?
Tal revelación me impidió dormir.
Tracé un ambicioso plan, consistía en sobrevivir.
Y mi voz era un imán, y así logré captar,
paseando por el Carrefour, a un ejército de un centenar.
Y nos reuniremos en los aeropuertos,
y al calor de una smoking-room en la que no entra aire ni luz
hablaremos del tiempo y acaso del gobierno,
y trazaremos nuestro magno plan, y a una estación sucederá otra igual.

Parece ser que fracasé,

mi rostro hoy no apareció por televisión.
Da igual, yo, como buen occidental,
sé nadar igual que un pez, un pez en un mar de mediocridad.
Casi claudiqué. Decían de mí:
"con lo que hay dentro de ti, no estará nada mal si mañana estás aquí".
Y en la cama de un sucio hospital
continúo en soledad disparando como Kevin Ayers
a una lena llena, tan, tan llena,
que no, no puedo fallar, que no voy a fallar.
Y sé que no querrás volver a confiar en mí;
ya nadie confía en la energía nuclear después de lo de Chernobyl.
Pero el cielo, aún tan negro,
es nuestro cielo, es nuestro,
y tengo un ambicioso plan, consiste en sobrevivir.

(Yo te quiero, y no, no he hecho

y sé que no haré jamás nada más real y nada más sincero.
Yo te quiero, y tengo un plan para los dos,
consiste en sobrevivir.)


Canción de Nacho Vegas extraída de su disco "Desaparezca Aquí"