miércoles, 30 de marzo de 2011

Norman Mailer: Los tipos duros no bailan

"¿Será la niebla? ¿Serán las hojas muertas? ¿Serán los difuntos? ¿Serán los atardeceres de noviembre?" James Elroy Flecker.

"Hay errores tan monstruosos que no es posible arrepentirse de ellos" Edwin Arlington Robinson


Norman Mailer (New Jersey, 1923 - Nueva York, 2007) fue ganador en dos ocasiones del Premio Pulitzer por Los ejércitos de la noche (1968) y por La canción del verdugo (1979), con un estilo entre novelesco y periodístico que le valió a menudo la comparación  con su coetáneo: Truman Capote.

Los tipos duros no bailan (1984), es una novela, por lo que he leído por ahí, que fue acogida negativamente tanto por sus seguidores como por la crítica considerándola como una obra menor. Desconozco (por el momento) como son, por lo tanto, sus obras reputadas, pero a mi esta me ha enganchando y encantado. Con tintes de novela negra y un estilo muy propio de los escritores americanos en los ochenta. La presentación de la violencia extrema de los Estados Unidos de la época, con ese halo de horror que le confiere que se desarrolle en un pequeño pueblo de la costa este, en pleno invierno, con sus personajes adyectos , entre los que se cuentan ex maridos y ex mujeres celosos/as, un agresivo policía del lugar, los fantasmas del pasado, y a nuestro tipo, el protagonista: Tim Madden, un escritor de poca monta y fracasado, al que su mujer ha abandonado, hecho del que cuenta los días (veinticuatro al comenzar la historia) en parte porque desde entonces no ha escrito ni una sola línea pero sobre todo porque empieza a darse cuenta del profundo dolor que eso le está causando…y todo lo que de ello se acabará derivando, en definitiva este es el argumento, que no sé si os dirá mucho del estilo con que está escrita. A mi me ha parecido un cruce exacto (en las sensaciones que me ha dado al leerla) de la literatura de Bret Easton Ellis (déjà vu de las sensaciones que tuve al leer Lunar Park) y el cine de David Lynch. A los que haya gustado algo de ambos os gustará mucho, y a los que no…pues también.

«Esta brillante novela, tenebrosa y de fuerza sorprendente, narra la historia de Tim Madden, escritor fracasado adicto al bourbon, los cigarrillos y las rubias casquivanas y adineradas en el escenario de arbustos y dunas de Provincetown, cargado de la crudeza y melancolía de la población fuera de temporada. Cuando se cumplen 24 días del abandono de su esposa, Tim Madden amanece con resaca, una acentuada excitación sexual y un nombre del pasado tatuado en rojo en el brazo. Apenas recuerda nada de la noche anterior. De pronto descubre que el asiento del acompañante de su Porsche está empapado de sangre y que, en un bosquecillo cercano, en un rincón semioculto de su escondrijo de marihuana, hay una cabeza rubia cercenada por el cuello.¿Será Madden un asesino? La narración se centra en la violencia física, sexual y emocional mientras asistimos a los esfuerzos de Madden por reconstruir aquella espantosa noche. A raíz de la investigación, se perfilará retratada con fuerza una galería de personajes estrafalarios: ex boxeadores profesionales, adictos al sexo, médiums, timadores, policías, una antigua novia desencantada y el mismísimo padre de Madden, baluarte de la más estricta moral. En esta novela, un Normal Mailer en su mejor momento emprende una búsqueda implacable entre los recovecos y virtudes ocultas del americano moderno: rara vez se han explorado tan a fondo las paradojas del machismo y la homosexualidad.»

Nota: El propio Norman Mailer dirigió la adaptación al cine un par de años después de que saliera la novela

“Yo solía decir que es más fácil renunciar al amor de tu vida que dejar de fumar, y lo cierto es que estaba convencido de la verdad de esta afirmación. Pero un buen día del mes pasado, hacía de eso veinticuatro días, mi mujer me dejó. Hacía veinticuatro días. Y aprendí algo más acerca de lo que es estar dominado por un vicio. Tal vez seas más fácil renunciar al amor que al humo, pero cuando se trata de decir adiós a una relación de amor-odio, diantre, que se acabe tu matrimonio puede ser tan duro como dejar la nicotina, e incluso provoca una sensación muy semejante, porque puedo asegurar que al cabo de doce años había llegado a odiar el tabaco casi tanto como a una esposa amargada”



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