martes, 22 de marzo de 2011

Mary Shelley: Frankenstein o el moderno Prometeo

"¡Despiadado creador! Me has dado sentimientos y pasiones, pero me has abandonado al desprecio y al asco de la humanidad." 


Hay historias y personajes que han trascendido a sus autores, que todo el mundo conoce por unas u otras fuentes pero que no siempre la gente asocia a sus creadores, incluso aunque estos hayan sido escritores de renombre. Así ocurre con el Dr. Jeckyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, el Peter Pan de J.M. Barrie, El Fantasma de la Ópera (llamado Erik) de Gaston Leroux y así un largo etcétera.

“Satán tuvo compañeros, diablos como él, que lo admiraban y alentaban. Yo, por mi parte, estoy solitario y odiado."

Personajes que el cine ha convertido en cultura popular y que han sido tantas veces representados que en muchas ocasiones ya ni sabemos de su origen. Así ocurrió especialmente con dos de los personajes más ilustres del cine de terror, por una parte el Drácula creado por Bram Stoker, que hasta su recuperación de mano de Francis Ford Coppola, gozó de una personalidad mucho menos noble de lo que la novela (y el propio Coppola) destacan, ya que la mayoría de las veces, el conde no era más que un montón de mordiscos y alaridos que poco representaban al temido príncipe de Valaquia (hoy en día sur de Rumanía) Vlad Tepes “El empalador”…pero me ceñiré a la que me ocupa.

"Aunque sea sólo un cúmulo de infelicidad, la vida me es querida y la defenderé."

Un curioso caso que va todavía más allá es Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, una obra con tanta historia que en ocasiones ha acabado por reinterpretarse de diversas formas, casi siempre acercándose más al terror que a la filosofía con tintes góticos y del misterio más primario. Desde 1910 ha sido llevado al cine en todas las décadas; entre los 50 y los 70 alcanzó su mayor popularidad, llegando a rodarse en un mismo año, más de siete u ocho películas sobre el personaje.



El caso es que ha llegado incluso a bautizarse a ese monstruo con el nombre de su creador, centrando la atención en el “monstruo Frankenstein” en vez de en el Doctor Victor Frankenstein, que es en verdad el moderno Prometeo; aquel que osó robar el fuego de los dioses para entregárselo a los hombres. O la otra representación habitual de Prometeo como Titán escultor, que moldea al ser humano con arcilla.
En todo caso, dos visiones de progreso científico, de creación poderosa, desoyendo las leyes de la naturaleza; he aquí el eje de la novela: la creación/destrucción de la vida, bajo una dudosa y compleja moral científica.

"Tú, que me acusas de asesino, serías capaz de destruir a la criatura que es tu propia obra. ¡Alabada sea la eterna justicia del hombre!"


Como castigo este nuevo Prometeo, Víctor Frankenstein, no será castigado por ningún dios vengativo, sino por su propia creación, que tiene tintes demoníacos, una suerte de Satanás extraído de El paraíso perdido de Milton y que encarna las cuestionadas maldades del progreso de la época: la temprana fase de la Revolución Industrial.

“La oscuridad no provocaba ningún trastorno en mi imaginación y un cementerio no era a mis ojos más que el reducto donde reposaban los cuerpos privados de vida, que tras haber poseído fuerza y belleza, eran ya pasto de los gusanos”

No obstante, otras muchas interpretaciones y teorías son posibles, en esta obra nacida durante el verano de 1816, un año en el que esta estación apenas se dejó ver, en aquel largo y frío “invierno volcánico”. Urdida como un reto propuesto por Lord Byron y que emergió de una pesadilla que la propia Mary Shelley tuvo días después de la propuesta…una pesadilla tan terrible como magnifica y que por suerte nos dejó como legado.

"Si todos odian a los miserables, ¿cómo no han de odiarme entonces a mí, que soy el más miserable de los seres humanos?"

1 comentario:

  1. Felicitarte por esta entrada Seronda sólo un "pero", estoy convencido que esta obra no hubiera sido escrita sino es por la relación que tuvo con Percy B.Shelley , para mí él fue el motor de esta magnífica obra, pobre Percy siempre en las sombras, y ya sabes que ..."la verdad fue escrita en las sombras, sucede así una y otra vez"

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